¡Reduce el riesgo de cáncer femenino!
La prevención del cáncer es un viaje lleno de facetas que implica una combinación de elecciones de estilo de vida y revisiones médicas periódicas. Sigue leyendo para saber más.
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Aunque ningún método garantiza una inmunidad completa, un estilo de vida sano puede contribuir al bienestar general. Te compartimos algunas estrategias que pueden reducir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer femenino.
Nutrición equilibrada:
Investigaciones publicadas por el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer sugieren que ciertos alimentos pueden tener efectos protectores contra determinados tipos de cáncer. Por ejemplo, las verduras crucíferas como el brócoli y la col rizada se asocian a un menor riesgo de cáncer de mama y ovario.
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Actividad física:
El ejercicio regular se ha relacionado con un menor riesgo de cáncer de mama y de endometrio. Intenta hacer al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, lo que puede contribuir a mantener un peso y un equilibrio hormonal saludables.
La obesidad es un factor de riesgo conocido de varios tipos de cáncer, incluidos los de mama, ovario y útero. Es fundamental adoptar un estilo de vida que promueva el control del peso mediante una dieta equilibrada y ejercicio regular.
Revisiones médicas periódicas:
¡La detección temprana es fundamental! Las revisiones médicas periódicas, como mamografías, citologías y exámenes pélvicos, pueden ayudar a detectar anomalías en una fase más temprana y tratable.
Limita el consumo de alcohol:
El consumo de alcohol está asociado a un mayor riesgo de cáncer de mama y de otros tipos de cáncer. Si decides beber, hazlo con moderación. En el caso de las mujeres, esto significa un máximo de una bebida al día.
Evita el tabaco:
El tabaquismo está relacionado con varios tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón y el de cuello uterino. Dejar de fumar es un paso importante para reducir el riesgo de cáncer.
Es fundamental consultar a especialistas de la salud para obtener consejos personalizados basados en nuestro historial médico. No olvides que estas estrategias no son infalibles; ¡las revisiones periódicas son fundamentales para la detección temprana!